Etapa 42. Albergue de Mendilatz-Roncesvalles


Distancia: 16,9 km
Desnivel acumulado en subida: 760 m
Desnivel acumulado en bajada: 615 m


Hayedo de Txangoamendi


Mendilatz
Como vimos ayer, nos hallamos fuera del sendero GR-11, ya que éste, en su diseño actual, circula más al Sur, por Villanueva de Aezkoa. Así que, para dirigirnos a Roncesvalles desde el albergue y retomar el GR-11, tenemos varias posibilidades, aunque nosotros hemos elegido el antiguo trazado del GR-11 que, siendo la alternativa más larga, también nos parece la más interesante por atravesar la estación megalítica de Azpegi, acercarnos al pico Urkulu y seguir el tramo inicial por tierras navarras del Camino de Santiago Francés.
Por lo tanto, salimos del albergue y retrocedemos unos metros por el camino cementado que llegamos ayer. A la altura de la quesería torcemos a la izquierda (N), por otra pista cementada que sube entre las granjas.
Ovejas latxas
Ascendemos la empinada cuesta rodeados de prados cercados, en los que se agrupan las ovejas en pequeños rebaños. En esta zona se cría la oveja latxa, una raza autóctona adaptada al medio montano y lluvioso, cuyas características más llamativas son el vellón largo, la cara negra o rojiza y los cuernos bien desarrollados en ambos sexos.
Se van incorporando algunos caminos por nuestra derecha. Pasamos junto a unas granjas con grandes silos y enseguida llegamos a las casas de la antigua fábrica de armas de Orbaitzeta (830 m).
La Real Fábrica de Armas y Municiones, actualmente en ruinas, tiene su origen en unas ferrerías que se construyeron en el s. XV para explotar los yacimientos de hierro, plata y plomo del valle de Aezkoa. En el s. XVIII la corona de España adquiere la fundición y amplia considerablemente la fábrica, dedicándose a la producción de munición y ocasionalmente cañones.
Ruinas de la fábrica de armas
Durante la Guerra de la Independencia fue ocupada y destruida por las tropas francesas. Aunque fue reconstruida y transformada en fundición de hierro, dejo de funcionar en 1884, regresando la propiedad a vecinos de Aezkoa, por adquisición en subasta.
Después de la fábrica encontramos una bifurcación, a la izquierda (O) por el GRT-8 acortaremos el camino para ir a Roncesvalles y Burguete por el paso de Navala, pero, como hemos dicho, vamos a seguir recto (N) por el antiguo trazado.
La pista sigue cementada durante un trecho adentrándose en el bosque. A poco más de un km encontramos una bifurcación. Descartamos el camino de la izquierda (O) que sube por la Regata de Txangoa, y continuamos por la derecha (N) siguiendo el camino de Azpegi, que ahora es de tierra.
Azpegi
A la salida del bosque se encuentra el refugio de Azpegui, con fuente y un panel explicativo de la ruta de la estación megalítica, que nosotros seguiremos en parte.
Poco más adelante, ya en los pastizales, abandonamos este camino y giramos a la izquierda (O) pasando junto a los corrales de Etzangio (1020 m). Llegamos al collado de Soroluze (1213 m), y a la izquierda del camino podemos ver a un grupo de caballos junto a un dolmen y un cromlech, y un poco más alejados los restos de un fuerte carlista.
Caminamos por los prados bajo las cumbres calizas del pico Urkulu (1423 m). Cerca de una de sus cimas se encuentran las ruinas de una torre circular de origen romano. Probablemente se trata de una construcción conmemorativa de la incorporación al imperio de la Hispania y la Galia, en el siglo I antes de nuestra era.
Cromlech de Soroluze
Alcanzamos la frontera con Francia, en el collado de Arnoztegi (1240 m), donde también hay un túmulo megalítico. Continuamos hacia el Oeste por el lado francés, siguiendo las mugas que marcan los lindes.
Cuando llegamos al collado de Bentarte (1336 m), abandonamos la frontera francesa y nos incorporamos al Camino de Santiago Francés, que viene de Saint Jean Pied de Port.
A partir de ahora, estaremos acompañados por los numerosos caminantes que recorren el popular camino.
Atravesamos el hayedo de la umbría del pico Txangoamendi (1460 m), un tramo hermoso donde suele acumularse gran cantidad de nieve en el invierno y la primavera que dificulta su paso. Todos los años se producen rescates de peregrinos que se ven atrapados por cambios repentinos de la meteorología. Desgraciadamente también han habido accidentes mortales.
Pico Urkulu y torre romana
Muga en la frontera con Francia
En el siguiente collado se encuentra el refugio de Izandorre, con una estación de radio SOS.
Este tramo del camino es el que Napoleón utilizó para introducir sus ejércitos en la península.
Circulamos por la desarbolada ladera y después de un breve ascenso llegamos al collado de Lepoeder (1432 m), cota culminante de la etapa.
En el collado hay un cruce de caminos, y nosotros tomamos el que se dirige al Sur, marcado como GR65 y las flechas amarillas del Camino de Santiago.
Iniciamos ahora el descenso final hasta nuestro destino, Roncesvalles.
Recorremos los montes que forman la cabecera del río Urrobi, por el tupido hayedo.
Camino de Santiago
Cuando nos acercamos a Roncesvalles el sendero va girando a la derecha (O), alcanzando el núcleo histórico, monumental y religioso en la cota 947 m.
Situado a los pies del Puerto de Ibañeta, este enclave fue un importante paso de los Pirineos que se hizo famoso por la derrota de las tropas de Carlomagno en el año 778, a manos seguramente de vascones, aunque el cantar que inmortalizó la batalla y la muerte del caballero francés Roldán se lo atribuye a los musulmanes.
Posteriormente se instaló un hospital de peregrinos, y según iba aumentando su importancia en el Camino de Santiago, se fueron construyendo el silo de Carlomagno (s.XII), la Colegiata de Santa María (s.XII-XIII), con ampliaciones sucesivas, como la torre defensiva (s.XIV) y el claustro (s.XVII). Y más tarde se edificó la iglesia de Santiago o de los Peregrinos y la Casa de los Beneficiados (S.XVIII).
Refugio de Izandorre






Etapa 41. Otsagabia- Mendilatz



Distancia: 26,2 km
Desnivel acumulado en subida: 1.000 m
Desnivel acumulado en bajada: 950 m


Selva de Irati

Otsagabia
Amanece el día lluvioso cuando dejamos Otsagabia (760 m), esta vez hacia el Norte, por el camino empedrado que parte de detrás de la iglesia. Remontamos la empinada ladera en cortos zigzag hasta el Santuario de Nuestra Señora de Muskilda. Durante el ascenso encontramos, jalonando el camino, las tradicionales cruces de los calvarios cristianos.
Tras atravesar un robledal con abundante boj, llegamos a la ermita románica de Muskilda (1010 m). Construida inicialmente en el s. XII, fue restaurada en el XVII. Destaca su torre con techumbre cónica de tejas de madera. En su interior se encuentra una talla gótica del s. XV, representando a una Virgen risueña con el Niño. En los alrededores vemos fresnos, castaños y nogales.
Santuario de Nuestra Señora de Muskida
Dejamos atrás el santuario y ascendemos a la cima de Muskilda (1075 m) que se encuentra al Norte, muy cerca de allí. Después el sendero desciende la loma boscosa, cruza la carretera asfaltada que concluye en la ermita, y nos lleva a la Borda Subri (980 m), abandonando temporalmente el bosque de hayas y abetos. Cerca está El Haya de los 17 brazos.
Proseguimos subiendo por la carena hacia la Sierra de Abodi. Poco más arriba pasamos junto a la Borda Botín (1033 m), y a continuación el camino va girando hacia el Oeste. Vamos ganando altura superando varios hombros de las estribaciones meridionales de la sierra, mientras se intercalan los prados y los bosquecillos de boj, acebos y pinos.
Santuario de Nuestra Señora de Muskida
Aunque la mayor parte del camino sigue dominado por depósitos de flysch, aquí atravesamos un cabalgamiento en el que afloran calizas, margas y calcarenitas.
Alcanzamos el Paso de las Alforjas (1432 m), un collado abierto entre el pico de Abodi (1493 m) al Oeste y el Alto de Dukea (1476 m) al Este. En sus alrededores hay un grupo de dolinas, formadas sobre las calizas, un pequeño refugio, que nos resguarda de la intensa lluvia durante un rato, y uno de los 10 dólmenes que se encuentran repartidos por la Sierra de Abodi.
También encontramos un poste con indicaciones de los caminos que allí se cruzan. Desde 2010, cuando fue rectificado, el GR11 se dirige a Villanueva de Aezkoa/Hiriberri por el cordal de la sierra de Abodi hacia el Oeste.
Hoja de roble
Selva de Irati
Pero nosotros queremos visitar el corazón de Irati, por lo que nos encaminamos hacia el Norte por el antiguo camino que actualmente está señalizado en parte como GRT9.
Vamos a descender por la umbría de la Selva de Irati, el hayedo-abetal más importante del sur de Europa. En esta extensa masa forestal también crecen otras especies como el roble, el arce, el tilo, el tejo o el fresno. A la vez que acebos, avellanos o bojes, y por supuesto abundantes helechos, significado en euskera del topónimo Irati.
Al abrigo de la tupida formación boscosa, con suerte podremos tropezarnos con ciervos, corzos y jabalíes, junto con otros mamíferos menores cómo la marta, la nutria o el desmán de los Pirineos. A su vez, los cielos están surcados por carroñeras como el buitre y el quebrantahuesos, y rapaces como el halcón peregrino o el águila real.
Río Irati en la presa
Desde el Paso de las Alforjas, bajamos la zona de prados conocida por La Traviesa y enseguida nos adentramos en el denso hayedo-abetal por un camino ancho.
En la cota 1165 m se nos cruza una pista que tomaremos hacia la izquierda (O), abandonando el sendero GRT9. Caminaremos por ella poco más de 1 km, hasta desembocar en la carretera asfaltada NA-2012. Vamos a seguirla por la derecha (N) alrededor de 500 m para dejarla por otra pista de tierra que surge a nuestra izquierda (O).
Recorremos el cómodo camino de Antxorena, al tiempo que nos vamos acercando al embalse de Irabia, que retiene las aguas del río Irati.
Regata de Erlanz
El bosque comunal de Irati ha sido aprovechado intensivamente desde el s. XVI y sobre todo durante el s. XVIII, cuando proporcionaba la madera que la Marina Real española requería.
En este tramo son palpables las huellas que deja actualmente la explotación forestal de estos montes. Por un lado observamos los restos de las podas y los tocones, y también las pistas y surcos arrebatados a las laderas como consecuencia de las sacas de madera. Por otro lado, vemos los restos de maquinaria y materiales abandonados. Y por último, contemplamos la uniformidad de los ejemplares, tanto en edad cómo en porte, debido a la explotación planificada.
Yeguada en Mendilatz
Sin embargo, en este basto territorio aún hay muchos rincones salvaguardados con árboles centenarios en estado salvaje. Existen tres reservas naturales protegidas para preservar el bosque originario, y más adelante pasaremos por una de ellas, en Mendilatz.
Poco antes de que finalice la pista nos desviamos a la derecha (N) para descender a la presa del embalse y atravesarla. Esta tiene 44 m de altura y 158 m de longitud.
El embalse de Irabia fue construido en 1921-22, por la empresa El Irati SA fundada por un grupo de indianos del Valle de Aezkoa y posteriormente ampliado entre 1942-44. Se utiliza para generar energía eléctrica y como coto de pesca. En sus inicios, la presa también se usó para la suelta de troncos.
Una vez al otro lado, pasamos junto a la Casa de los Guardas (820 m) y continuamos por la pista cementada que asciende la Regata de Erlanz hasta el collado de Ibiaga (976 m).
Mendilatz
Desde el collado, ocupado por pastizales, descendemos el Regato de Arazola por la pista cementada. A nuestra derecha, dejamos un sumidero, que nos anuncia que estamos en terreno calcáreo, y poco después un curioso corral en forma de embudo.
Nos hallamos en la entrada a Irati por el valle de Aezkoa. Recorremos la Reserva Natural de Mendilatz, un espacio preservado en cuyos pastos se alimentan y sestean las yeguadas , entre hayas longevas, fresnos, robles, arces y avellanos monumentales.

Pasamos junto al área de acogida de Arrazola, que es un punto de información para el visitante con aparcamientos y servicios, abierto en temporada alta. Poco después llegamos al barrio de Larraun y el Albergue de Mendilatz (804 m),  final de esta etapa.  

Etapa 40. Isaba – Otsagabia


Distancia: 21,4 km
Desnivel acumulado en subida: 660 m
Desnivel acumulado en bajada: 720 m

Hayedo

Ermita Nuestrs Señora de Idoia
Nos despedimos de Isaba (800 m) caminando hacia el Sur por la carretera Na-137 que recorre el valle del Roncal. Después de atravesar el puente sobre el río Eska, nos desviamos a la derecha (N) siguiendo las marcas del GR-11.
Nos introducimos en un camino empedrado. El sendero orilla el cauce del río bajo una espesa vegetación de ribera con avellanos, fresnos y arces. Al poco comenzamos a subir entre ribazos de piedra cubiertos de musgo.
De cuando en cuando aparece una cruz de madera o un banco para sentarse, y pronto llegamos a la Ermita de Nuestra Señora de Idoia (830 m). Se trata de un edificio de piedra labrada, de origen medieval, que fue ampliada en el siglo XVI , y tiene adosada una casa de la cofradía. Los alrededores están muy cuidados con maceteros y plantas ornamentales, entre las que vemos unos acebos jóvenes.
Hayedo
Tras cruzar el recinto sacro, continuamos nuestro ascenso por un tupido bosque de robles, hayas, abetos y boj.
Prácticamente todo el territorio que vamos a recorrer durante esta etapa se encuentra en el dominio geológico de depósitos terciarios de turbiditas o flysch, con alternancia de lutitas y areniscas.
En algunos tramos el hayedo se adueña del territorio y no permite que crezcan otras especies.
Al principio, nos dirigimos hacia el Norte mientras la pendiente es suave, pero al cabo el sendero gira al Oeste y aumenta su inclinación considerablemente. Cuando alcanzamos la cabecera del barranco de Belazkorre (1300 m), volvemos a girar hacia el Sur hasta encontrarnos con un camino ancho que sube de Isaba, y nos conduce al collado de Belazkorre (1372 m).
Barangaga
Pinos silvestres
En este rellano herboso, nos separamos temporalmente del camino y buscamos la senda que recorre la carena del monte para atravesar el collado de Barangaga (1363 m). A partir de aquí tomaremos la cómoda pista forestal que nos llevará a Otsagabia.
Vamos recorriendo la fácil dorsal de la Sierra de Uztarroz, manteniendo prácticamente la cota durante más de 3 km. La sierra separa las aguas de la cuenca del río Uztarroz (N) de la del Binies (S) , ambos afluentes del Eska. Atravesamos el denso bosque de hayas, robles y abetos salpicado de claros herbosos cercados en los que se reúnen rebaños de ovejas.
En la cota 1307 m, se cruza la Cañada de los Roncaleses, un camino tradicional por donde hoy circula el GR-13, que va de Norte a Sur. 

Hemos entrado en la cuenca hidrográfica del río Salazar, iniciando el prolongado y sosegado descenso hacia Otsagabia.
Transitaremos por la pista de tierra atravesando las suaves lomas de paisaje humanizado, que dividen las aguas de los pequeños ríos de Arduña (N) y Xabros (S), ambos tributarios del Salazar. Hay explotaciones forestales de pinos silvestres y abetos.
A lo largo del camino nos cruzaremos con algunas bordas como la de Arrese (1260 m), la de Aragón (1215 m) o la de Jaunxeberrade (975 m), todas ellas enclavadas en amplios pastizales que clarean el bosque de hayas y abetos.
Borda
Después de esta última borda, el camino hace una larga lazada para descender el fuerte desnivel que nos separa de Otsagabia (760 m). Nos hospedamos en el Camping Osate.


Etapa 39. Zuriza – Isaba (por Belabarze)


Distancia: 11,4 km
Desnivel acumulado en subida: 215 m
Desnivel acumulado en bajada: 635 m



Bosque de Belabarze.


Zuriza y Peña Ezcaurre
Dejamos el Camping de Zuriza (1217 m) siguiendo la carretera asfaltada hasta cruzar el puente sobre el río Veral. A continuación la abandonamos y seguimos un sendero que asciende transitando en paralelo a la Na-2000, hasta el Portillo de Arguibiela (1297 m) en el linde con Navarra. En este collado se encuentra la bifurcación de la variante GR11.4 que se dirige a Isaba por el Sur, coronando la cima de la Peña Ezcaurre (2045 m). Nuestra intención inicial era tomar esta variante porque el pico es un atractivo balcón sobre el valle de Ansó, pero ese día amaneció lluvioso y las nubes bajas impedían la visibilidad, por lo que optamos por seguir el itinerario principal del GR11 que recorre el valle de Belabarze, un recorrido más corto y cómodo. Así que, en este punto, donde se separan las aguas de las cuencas de los río Veral y Eska, dejamos atrás las tierras aragonesas y nos introducimos en territorio navarro.  
Bosque de Belabarze
Descendemos hacia el Oeste por el camino tradicional de Soriza, una pista de tierra que se adentra en el bosque de pinos silvestres y hayas, cuyo sotobosque está cubierto en buena parte de helechos. Los altos troncos están revestidos de líquenes, mostrándonos la elevada humedad que reina aquí la mayor parte del año, puesto que nos encontramos en la vertiente de umbría. En los tramos en los que predominan las hayas, el suelo está tapizado por la hojarasca ocre caída de sus ramas. Al llegar al fondo del valle vemos la Borda de Txibarro (1080 m), que está junto a la carretera local NA-2000. Ahora se suceden estas construcciones ganaderas, rodeadas de patatales y campos de cereal, pero sobre todo de pastos delimitados por alambradas, donde pace el ganado vacuno. 
Borda
Acompañamos el transcurrir del curso meandrizante del barranco de Belabarze, sin dejar la vertiente de umbría. En los prados nos sorprende el tamaño que han alcanzado algunos majuelos (espino albar), ya que han dejado de ser arbustos para adoptar un porte arbóreo. El sendero va bordeando el bosque. Aquí el musgo, de un verde intenso, cubre las raíces, la base de los troncos de hayas y pinos silvestres, y las escasas rocas calcáreas que afloran. Además, la riqueza micológica del paraje es evidente en cada rincón. Cuando el arroyo modifica su rumbo, y se encamina hacia el Sur por un estrechamiento del valle, nosotros lo seguimos a través de un camino de herradura, empedrado a tramos. 
Majuelo o espino albar
Hojas de acirón
Nos envuelve un bosque mixto de frondosas, en el que a los pinos silvestres y hayas se unen otras caducifolias como avellanos y acirones. Prácticamente no hay tronco que no haya sido colonizado por musgos y líquenes, entre estos últimos atraen nuestra atención las barbas de Capuchino, que son un indicador de pureza ambiental. Ahora el camino coincide con un sendero local señalizado con marcas rojas y azules. El curso fluvial transcurre por nuestra izquierda con algunos pequeños rápidos y saltos. Pasamos una desviación que lleva a la bella Cascada de Belabarze. Poco después el camino se ensancha convirtiéndose en una pista, y vemos un desvío por senda a nuestra derecha que indica Isaba, y lo tomamos por error, ya que no es el GR11, sino la senda local que hemos compartido durante un techo. 
Río Belabarze. Líquenes Barbas de Capuchino.
Así que, equivocadamente, damos una pequeña vuelta poco antes de llegar Isaba. Como la etapa ha sido corta, no nos importa hacer unos cientos de metros más, aunque si nos impacientan los continuos repechos que tenemos que salvar. El sendero, señalizado con marcas azules y rojas, supera un collado para descender después al valle de Belagua, pasando cerca de la Borda de Istupa. Alcanza la carretera NA- 1370 en las Ateas de Belagua. Atea significa puerta en euskera y en Isaba se utiliza para denominar a los pasos en desfiladeros. Junto a la carretera se conservan dos puentes de tipo románico, sobre el río Belagua, que permitían salvar este estrecho paso en el antiguo camino que unía el valle de Roncal con el Bearn francés. Actualmente están inutilizados, gracias a la moderna carretera. Transitamos un trecho por la carretera hacia el Sur. Pocos metros más adelante, a la derecha se encuentra el otro puente románico. Tras rebasar una construcción llegamos al puente de la Molina, donde renunciamos a la carretera y tomamos una senda que aparece a la derecha. Remontamos bruscamente la ladera por unas terrazas para descender a continuación cerca de los edificios de una serrería. Llegamos a la carretera junto al puente de la Ezka al Norte de Isaba, que ya vemos cerca. Continuamos unos metros por el asfalto y entramos en la población. Nos hospedamos en la Pensión Txiki, económica con habitaciones renovadas y cómodas, y buena cocina tradicional.
El musgo lo invade todo.